6. ANTÍLOPE CANYON Y LAGO POWELL

23:12




Penetramos en la profunda gruta de Antílope Canyon, un lugar mágico. Después continuamos ruta hasta llegar al Lago Powell donde sufrimos un incidente.











Domingo, 29 julio

ANTÍLOPE CANYON

Para las 10.30 habíamos contratado, por internet, la excursión a Antílope Canyon con la empresa Antelope Canyon Tours. El día anterior confirmamos la asistencia y es entonces cuando cobraron el importe, 70$ por los dos. 

Antelope Canyon se divide en dos zonas, el cañon superior (que es el visitamos nosotros) y el cañón inferior. La excursión dura una hora y media y está gestionada por los indios navajos que nos llevan hasta el lugar en una camioneta 4X4. El trayecto dura 15 min por un camino arenoso del desierto de Arizona. 


Al llegar, el guía navajo nos acompaña hasta la profunda grieta del cañón, de paredes estrechas. Va dando explicaciones (en inglés) e indicando los lugares donde se pueden sacar las mejores instantáneas. En algunos rincones lanza arena al aire para que se refleje mejor cada haz de luz, generando siluetas.

Es un cañón estrecho, de gran belleza, con sinuosas paredes de 40m de altura, entre las que penetra la luz. Aconsejan visitarlo alrededor de las 12 horas, por ser el momento en el que la luz entra más profundamente pero nosotros no conseguimos esa hora. Aún así el escenario nos encantó.

Las lluvias monzónicas y la erosión, son las responsables de estas sinuosas formas que se ven iluminadas por la luz que entra por los numerosos resquicios de la parte superior.

Quedamos alucinados por la gama de colores del rojo al amarillo, del violeta al rosa y la arena deslizándose por las paredes formando cascadas.

Sin duda Antílope Canyon es un lugar mágico.


















De vuelta, a mediodía, dejamos Pages y emprendemos nuestra ruta.

Pasamos por el lago Powell, el lago artificial originado por la presa que inundó el cañón de Glen que tiene una longitud de casi 300 km y está situado entre Arizona y Utah.

Para llegar hasta él tomamos un desvío que indica Parque Nacional de Glen Canyon. La entrada vale 10$ pero sirve el Annual Pass. Nos dan algunas explicaciones en inglés pero no nos enteramos mucho, algo de "car", "parking", "beach", …



En la orilla del lago hay unas caravanas aparcadas y tomamos esa dirección. La luz es muy intensa, el camino muy blanco y cuando nos damos cuenta el coche se ha clavado en una zona de arena.

Voy a pedir ayuda, afortunadamente hay varios 4x4 en la orilla, junto a las caravanas y, después de mucho esfuerzo (las cuerdas se rompen una y otra vez), consiguen sacarlo.



Al volver vemos un parking en la entrada del parque y entendemos lo que nos decían, seguramente a más de uno le ha debido pasar porque la arena es tan blanca que no se distingue del camino.

Nos hemos llevado un buen susto, ¡menos mal que nos han ayudado!. Pero ya no nos apetece quedarnos aquí así que retomamos nuestra ruta: Bryce Canyon, nuestro próximo destino, a 146 millas (243 km). 


Siguiendo la ruta van apareciendo formaciones geológicas impresionantes, cuyos colores contrastan con las nubes y el color azúl del cielo.

El repliegue de las rocas es también espectacular.


Son tan sorprendentes las formaciones geológicas que va apareciendo, que decidimos aventurarnos por una ruta indicada, en un camino sin asfaltar y, al cabo de 3 ó 4 millas, llegamos a un valle increíble. Fantásticas formaciones rocosas, con gran riqueza de matices, forman una espectacular paleta de colores.






Paramos en varios puntos y disfrutamos de las vistas.

Recorremos varias millas más hasta llegar a un punto de difícil acceso y con el reciente susto del lago, decidimos regresar. No hay cobertura móvil y nos sorprende que, a pesar de su belleza, sea un lugar tan solitario. Luego vemos en el mapa que hemos entrado en los Rimrocks Toadstols de la meseta Paria, en Utah. Un lugar entre los más magníficos que hemos visto y que nos hubiera encantado explorar.



¡Qué maravilla!.


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