ISLA VICTORIA Y BOSQUE DE ARRAYANES.

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En Puerto Pañuelo embarcamos para navegar por el lago Nahuel Huapi, hacia Isla Victoria y el Bosque de Arrayanes.










1/11/ 2016. Isla Victoria y Bosque de Arrayanes


Llegamos a Puerto Pañuelo. A las 13.55h embarcamos para realizar la navegación por el lago Nahuel Huapi  hasta la Isla Victoria, la más grande del lago, y recorrimos el último bosque natural de   arrayanes. Una excursión de medio día,  que complementamos con el Circuito Chico. 

Aunque me había puesto en contacto, a través de internet, con la empresa de catamaranes Cau Cau, y me habían comentado que los tickets se pueden sacar en el mismo embarcadero, decidimos hacer la reserva a través de hotel con la empresa Turi Sur. La tarifa, $920 (54 euros), no incluía el ingreso al Parque Nacional $ 150, ni la tasa de embarque $ 50.

Los horarios de salida eran a las 12.15h y a las 13.55h, ambos con regreso a las 18.20 h. Elegimos la última hora para disponer de más tiempo por el anterior circuito.

Puerto Pañuelo y el Hotel Llao Llao al fondo.

El catamarán

A punto de embarcar.

A bordo del catamarán




Navegar por el lago Nahuel Huapi fue muy agradable. Está rodeado de montañas y de bellos paisajes que íbamos contemplando entusiasmados.












Isla Victoria

Primero llegamos a Puerto Anchorena, un lugar verdaderamente hermoso, por donde nos introducimos para iniciar una caminata por la Isla Victoria.




Tanto durante la permanencia a bordo como en las caminatas nos acompañaba una guía de turismo que señalaba y explicaba todo lo referente a la vegetación, la flora y el desarrollo de la historia de los lugares que visitamos, las costumbres y quiénes fueron sus pobladores.


Antes de iniciar la caminata, nos ofrecieron dos excursiones, a elegir: una muy tranquila, donde se evitaban varias subidas del sendero y se visita una gruta con  pinturas rupestres y otra, más dinámica, siguiendo un circuito con la guía. Aunque nos hubiera gustado ver las pinturas, elegimos el circuito y fue genial.


Al inicio del sendero, una pequeña parte estaba pavimentado con troncos.



La Isla Victoria, posee una superficie de 31km2 y, desde 1934, está bajo protección de Parques Nacionales por albergar especies de fauna y flora autóctona.


Recorrimos frondosos senderos apreciando las numerosas especies arbóreas como sequoias, abedules, abetos, aromos, pinos, centenarios coihues y cipreses autóctonos, que la guía nos iba comentando.
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En la silueta del cerro se puede ver claramente "la cara del indio" acostado mirando hacia el cielo.



A continuación,  la guía nos muestra la Casa Museo de Aarón Anchorena, un turista, aristócrata y millonario, que se enamoró de la isla y se instaló con todo su equipo y sus asistentes en la bucólica bahía que hoy se conoce como Puerto Anchorena en 1902, con un proyecto que se basaba en la creación de una estancia modelo en la isla, a la que dotó de todos los adelantos propios de la época, reservando enormes espacios para dedicarlos a la recreación y contacto con la naturaleza en su estado primitivo. La casa, de dos pisos, con balcón y ambientes espaciosos albergaba una excelente biblioteca, un pequeño museo y una nutrida bodega en el sótano. 

Construyó el muelle que lleva su nombre y, en tanto viajaba continuamente a la Capital, traía de regreso diferentes novedades para la isla: plantas exóticas, faisanes, caballos de raza, vacas holandesas, ovejas y ciervos que libera en la isla para crear un coto de caza.

Unos años más tarde, Aarón Anchorena renunció al usufructo y la isla pasó a manos del Ministerio de Agricultura
Museo Casa de Anchorena


Terminado el circuito, embarcamos de nuevo para dirigirnos a la península de Quetrihue, lugar de asiento del Bosque de Arrayanes, en el noreste del Lago Nahuel Huapi.


En el barco se puede dar de comer a las gaviotas, con sólo sostener una galleta en alto ellas se acercan a tomarlo de tu mano. Una verdadera atracción para niños y mayores.





Bosque de Arrayanes

Desembarcamos en la Península Quetrihué, que tiene una superficie de 1.000 ha y se une a tierra firme por un pequeño istmo, donde se halla enclavada la pintoresca localidad de Villa Angostura. En la parte sur de esta península se encuentra el Bosque de Arrayanes de singulares características en el mundo. Por un lado porque es el único hábitat donde la especie toma forma arbórea y además porque también es el único lugar donde crece en formación boscosa. En el año 1980, fue declarado Parque Nacional.  



El arrayán es un árbol muy particular. Su corteza es de color canela, fina y fría al tacto que se desprende en pequeñas láminas que le dan su apariencia tan singular.

Para introducirse en el bosque, hay un sendero de aproximadamente 600 metros de longitud, con unas pasarelas de madera de las que no podemos salir. Piden no romper ni llevar ramas y, en general, guardar el máximo respeto por el medio ambiente.

Es un paseo impresionante en el que parece que te internes en un bosque encantado.







En medio de estos inmensos árboles, se encuentra una cabaña que era la casa de la familia Lynch, protagonista del mito que cuenta que Walt Disney se inspiró en esa construcción para la realización de la película Bambi.


Terminado el circuito, subimos al catamarán que, en una hora aproximadamente,  nos llevó de regreso a Puerto Pañuelo.


Entrando en Puerto Pañuelo la luz del atardecer teñía el paisaje con colores magníficos.






Una vez más, aparece el hotel Llao Llao y nos despedimos de él.


Recuperamos el coche en Puerto Pañuelo. Como hacía una tarde preciosa, y todavía quedaban algunas horas de luz, decidimos acercarnos hasta el Cerro Catedral para visitar a Marisol, gerente del Hotel Galileo, que tan buenos consejos nos había dado. El hotel (propiedad de nuestra amiga Mónica) está situado en una pista de esquí y en esa temporada estaba cerrado, tampoco tuvimos suerte en contactar con ella.





Continuamos ruta hasta la unión con Avenida Bustillo que conduce al centro de la ciudad, donde finalizamos el día saboreando un buen asadito.


Recorrer la isla Victoria y el Bosque de Arrayanes fue una experiencia única, por la belleza natural y la increíble variedad de flora que vimos.

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