SELVA NEGRA (JULIO 2010)

21:35


La Selva Negra (Alemania) es la segunda parte de la ruta que enlazamos con Alsacia (Francia), dada la proximidad de ambas zonas.

Una breve ruta panorámica por el estado de Baden-Wurtemberg, que atraviesa pueblos, bosques y enlaza con la Ruta de los Relojes, típicos pueblos del sur y del centro de la Selva Negra, entre los que sobresale Triberg.




Ruta

ESTRASBURGO- GENGENBACH 39 Km

ESTRASBURGO-FISCHERBACH 56 Km

FISCHERBACH -ALPIRSBACH 30 Km

ALPIRSBACH- TRIBERG 43 Km

TRIBERG-FURTWANGEN 14 Km

FURTWANGEN-WALDKRICH 30 Km

FRIBURGO – COLMAR 49 Km 



SELVA NEGRA (Julio 2011)

Como contábamos con pocos días, optamos por hacer una breve ruta panorámica por el estado de Baden-Wurtemberg, que atraviesa pueblos, bosques y enlaza con la ruta de los Relojes, típicos pueblos del sur y del centro de la Selva Negra, entre los que sobresale Triberg.

Salimos de Estrasburgo (Alsacia) y cruzamos la frontera para pasar a la Selva Negra, hasta la localidad de Gengenbach, pueblo rodeado de viñedos.

No habíamos reservado alojamiento pero no tuvimos ninguna dificultad en localizar un hotelito en Triberg , no obstante, durante la ruta hay carteles por todas partes que anuncian habitaciones como "zimmer frei" (habitación libre en casa rural) o "ferienwohnungen" (casas de vacaciones). 



GENGENBACH es un pueblo de cuento de hadas que por su su belleza - típica de los pueblos del sur de Alemania -ha sido escogida para varias películas, entre ellas "Charlie y la fábrica de chocolate" y también ha servido de musa inspiradora a pintores y escritores.


La visita al pueblo empieza atravesando el arco de la la Torre, con su característico reloj y su campanario. 


Las calles de Gengenbach conservan sus calles adoquinadas y sus características casas con entramado de madera, que adornan con vistosas flores. 



La Hauptstraße (calle principal) es la bonita plaza del mercado 






En la plaza del Mercado,  se encuentra el Rathaus (Ayuntamiento) que, en épocas navideñas, se transforma, con sus 24 ventanas, en el Calendario de Adviento más grande del mundo. Como muestra la imagen que he bajado de internet, a continuación. Todos los días, a partir del 30 de noviembre, a las 18h, se abre una ventana del calendario. 

Imagen del calendario de adviento navideño formado con las ventanas de Ayuntamiento (Foto bajada de internet). 

Seguimos por KINZINGTAL, un magnífico valle en el que visitamos Haslach. 







HAUSACH, en el valle de Kinzingtal, tiene unas casas muy bonitas, con muchas flores y muy bien cuidado. 






Cerca de Hausach está FREITCHMUSEUM, un museo al aire libre, en el que podemos ver edificios rurales originales de la Selva Negra, molinos, graneros, corrales con animales domésticos, exposiciones de utensilios, sombreros, etc. de la zona, que nos ofrece una visión de la cultura agrícola del pasado.

Ingenioso el estilo de construcción: la planta baja se reserva a los establos. Los animales dan calorcillo en invierno. Una rampa lleva hacia la parte de atrás de las casas donde, en el tejado‚ se abre una gran puerta para dejar entrar carros y tractores. 









Niños y mayores disfrutan con los animales de las granjas que hay en el recinto. 


Exposición de los sombreros con pompones, típicos de la zona. 


Famosa tarta de la Selva Negra (Schwarzwaldtorte) elaborada con crema, chocolate y frutas procedentes del bosque. Se puede degustar en el bar del Freitchmuseum. 



Continuamos por ALPIRSBACH, una población situada en la parte alta del valle del Kinzig, donde enseguida se destaca su espectacular abadía benedictina del siglo XII, uno de los más antiguos monumentos románicos de la Selva Negra. 




En el pueblo se ofrecen visitas al monasterio medieval con la famosa cervecería del mismo nombre, Alpirsbacher Klosterbrau. 


Es una cerveza muy suave, que viene de una antigua receta de los monjes de la zona que la elaboraban para tomar en Cuaresma y aguantar el ayuno. Adquirimos algunas junto con  unas bonitas jarras que llevan su emblema. 


Seguimos ruta por el Valle del Kinzig, disfrutando de bonitos paisajes. 




Se cree que fueron los romanos quienes la bautizaron como La Selva Negra, impresionados por la densidad de sus bosques y la oscuridad de sus caminos. 


En el valle de Kinzing está la ciudad de WOLFACH, que tiene una encantadora calle central (La Haupstrasse), paralela al río y bonitas casas de madera.





En la calle Hecht hay una preciosa farmacia .




Wolfach se encuentra junto a la confluencia de los ríos Wolf y Kinzig, en medio de la Selva Negra.




En Wolfach hay un puente con una estátua policromada de S. Nepomuceno. 



La siguiente localidad que visitamos, SCHILTACH, emplazada entre bosques de coníferas, es una bella y muy bien cuidada población, con excelentes casas de entramado de madera. Tiene una preciosa plaza del mercado, con el Ayuntamiento, unas excelentes casas construidas entre los siglos XVI y XIX , un Museo de la Farmacia y otro gratuito dedicado a la madera y a los curtidores. 

En la plaza triangular e inclinada, destaca su Ayuntamiento (Rathaus), del siglo XVI, con escenas pintadas que narran algunos hechos de la historia del pueblo. 




El bonito conjunto de casas con entramado de madera, de su casco histórico medieval, excelentemente conservado, lo convierten en un lugar espectacular. 




¡Las cuestas son de impresión! pero vale la pena su imagen, con la montaña de color verde al fondo. 



Los ríos Schiltach y Kinzing cruzan este pintoresco pueblo, formando apacibles paseos. 

Atravesando profundos bosques de abetos, llegamos a TRIBERG, la localidad más conocido de la Selva Negra y uno de los principales focos de turismo de la región. El pueblo en sí no es que tenga un encanto especial (los hay mucho más bonitos), pero sus famosas cataratas formadas por la caída del río Gutach y sus relojes de cuco (Kuckucksuhren) entre ellos, los dos que rivalizan por ser el más grande del mundo, han situado a este pueblo en el foco de atención.

Ya por la carretera empezamos a ver relojes de cuco muy grandes. 


En lalle principal de Triberg, enseguida localizamos un hotel y la dueña nos suministró pases gratuitos para las cascadas de Gutach. 


A la salida de Triberg puede verse uno de los dos relojes de cuco más grandes del mundo (Schwarzwälder Kuckucsuhr). Se puede visitar pagando una pequeña entrada. A la derecha, se deja el coche en un parking que da acceso al reloj por el jardín.


Según daban las horas unas curiosas y graciosas figuras se ponían en movimiento. 






¡ Una auténtica cucada! 

A continuación, en las tripas del reloj para ver su funcionamiento y la maquinaria.


Triberg está repleto de tiendas que venden relojes de cuco, algunas de ellas con curiosas fachadas. Al final de la calle principal hay una con bonitas pinturas de fantasía y, al lado, otra con música y muñecos en movimiento. Son muy bonitas y merecen una visita. 



Magníficos relojes, de todos los precios, aunque no baratos.


La historia de estos relojes tallados a mano tienen sus orígenes en el S.VXII. En un principio era tan sólo un reloj con un pajarito-autómata de madera, que salía cada media hora por medio de un resorte, emitiendo un sonido que imitaba a los “cu-cus”de los bosques, luego se fue ampliando con mecanismo más complejos, más figuras-autómatas que entraban y salían y, como no, con música, dando lugar a verdaderas obras de arte para disfrute de pequeños y grandes. 


En medio de la Selva Negra, el río Gutach se sumerge en más de siete pasos principales, creando las impresionantes Cascadas de Triberg, con un descenso de 163 metros. Accediendo por carretera, hay tres entradas con sus correspondientes parkings, en la base, a media altura y en la cima. Como recomendaban ir al parking que hay a media altura, así lo hicimos. 


Recorrimos el circuito hasta la primera cascada, a través de un frondoso y bello bosque de coníferas. En el parque abundan las ardillas y en la entrada venden bolsitas de cacahuetes para darles de comer. 




El recorrido discurre por diferentes saltos de agua, todas de una gran belleza. 


Nos vamos para ST. PETER el pueblo es un balneario climático en el Parque natural de la Selva Negra Meridional. Está ubicado aproximadamente 20 km al este de Friburgo (destino final de nuestra ruta por este país). Su atractivo principal es el monasterio benedictino del S.XI, pero la visita ya vale la pena por su entorno y la carretera que lleva hacia él. Si la niebla se apodera de todo, como nos pasó a nosotros, comprenderéis por qué los romanos bautizaron a esta zona como Selva Negra. 


El monasterio de San Pedro (Sankt-Peter-Klosterkirche) fue fundado en 1093 por el duque Berthold II de Zähringen como monasterio doméstico y sitio funerario. El pueblo se desarrollaba gradualmente alrededor del monasterio.


Es impresionante el altar mayor en la iglesia barroca parroquial, así como las estatuas de los duques de Zähringen, decoradas en oro y obra del escultor Josef Anton Feuchtmayr. El impresionante fresco del techo es de Benedikt Gambs. El día de Todos los Santos y el Viernes Santo, se celebran romerías que llegan hasta su fastuosa iglesia barroca


La ruta Panorámica de la Selva Negra continua hasta Waldkirch, por una carretera rodeada de magníficos abetos, entre los cuales se contempla, a veces, la hondura del paisaje. 








Subo a la caseta del guardabosques para obtener una buena vista. 




Recogiendo piñas.

WALDKIRCH es una activa villa que preside un ruinoso castillo ( Kastelburg, S.XIII). En la plaza del mercado se alzan bellas casas históricas. En los alrededores de la ciudad podemos ver el convento barroco de Santa Margarita (S. XVIII).




Proseguimos la ruta por una magnífica carretera hasta la cercana FRIBURGO, considerada una puerta de entrada a la Selva Negra. Con más de 200.000 habitantes y un clima relativamente benigno, es una ciudad que destaca por su carácter universitario, su compromiso con el medioambiente y su calidad de vida. Posee, además, monumentos notables, como su preciosa catedral. 

Una de las torres de entrada, la Martinstor o Puerta de San Martín, S. XIII

Los tranvías eléctricos circulan silenciosos y sin contaminar, por las empedradas calles. 


El edificio, con llamativo color rojo y reloj dorado, es el Viejo Ayuntamiento (Altes Rathaus), construido entre los años 1557 y 1559 al unir varios edificios antiguos. Desde el año 2007 alberga la Oficina de Información y Turismo. 


En la plaza de la catedral o Münster Platz, hay mucho ambiente. Allí se encuentra el KAUFHAUS (antiguo centro mercantil), un edificio de arquitectura flamenca y representativo de Friburgo, con el mismo color rojo que el Ayuntamiento Viejo y, a su derecha, uno de los callejones más estrechos del mundo. 



La catedral gótica es el edificio más emblemático de Friburgo. Se alza en la plaza del Mercado enmarcado entre espléndidos edificios civiles y religiosos. Fue construida en tres etapas, la primera en 1120, la segunda en 1210, y la tercera en 1230. Es de estilo gótico, aunque se construyó sobre una antigua iglesia de estilo románico, de la que aún se conservan los brazos del crucero. 


El campanario, de planta cuadrada, adquiere forma de una pirámide octogonal que se alza hasta los 116 metros de altura. Previo pago, se puede subir a disfrutar de las vistas. 


La catedral conserva los vitrales originales de la Edad Media. La nave principal también está embellecida con una interesante estatuaria y en el presbiterio se puede contemplar un retablo de Hans Baldung Griene (siglo XVI). 


La portada están cubierta de magníficas esculturas góticas, de finales del siglo XIII, perfectamente restauradas, que hacen del conjunto uno de los más admirables.










Algunas calles están atravesadas por  canales. 


Por las calles céntricas de la ciudad, discurren los famosos Bächle, pequeños canales de agua, procedente del río Dreisam, que fluyen a gran velocidad con aspecto fresco y cristalino. 

Los arroyuelos sirvieron para el abastecimiento dentro de la ciudad ya que había unas pocas fuentes potables. En la actualidad son una de las atracciones turísticas principales de Friburgo, aunque también tienen una influencia microclimática que contribuye a bajar la temperatura, dentro de la ciudad, en veranos calientes. 


El niño juega con un barquito de papel pero, quien lo desee, puede sentarse tranquilamente en el limpio pavimento a remojarse los pies. Se dice que quien bañe sus pies en estos canales volverá sin duda a Friburgo. 

Finalizada la visita a Friburgo volvimos para Colmar y, desde allí, dimos por finalizado nuestro recorrido por estas maravillosas tierras, que también deben ser  fascinantes en época navideña y algún año tendremos que conocer.








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