9. KANAZAWA/TAKAYAMA

19:05




En Kanazawa admiramos su magnífica estación, paseamos por el jardín de Kerokuen (uno de los tres más hermosos de Japón), nos acercamos hasta el castillo y finalmente repetimos visita al barrio de geishas de Higashiyama Higashi. Como el tiempo empeoró, emprendimos ruta hacia Takayama donde experimentamos la estancia en un ryokan y terminamos el día comiendo en un restaurante especializado en ternera de Hida. 







KANAZAWA

JR West Station

Saliendo del hotel, la primera imagen que teníamos delante era  la majestuosa y moderna JR West Station, la más importante de la ciudad y desde donde parten todos los trenes de gran velocidad (la línea une con Tokio en apenas dos horas y media). Inaugurada en abril de 1898, fue reformada en varias ocasiones, la última en 2005, siendo la primera estación totalmente ecológica de Japón, con paneles solares que alimentan gran parte del edifico. 


Lo que más llama la atención es la magnífica cúpula de acero y vidrio y la grandiosa puerta Tsuzumi realizada en madera, que se alza a cuatro metros de altura y precede la estación como un gran tori.


En la estación hay unos jardines con bancos, un reloj de agua digital y una terminal de autobuses que llevan a los principales puntos turísticos de la ciudad,  como el castillo de Kanazawa, el jardín Kenrokuen, el mercado Omicho,  Higashiyama Higashi, ...

La ciudad de Kanazawa (金沢), situada en la prefectura de Ishikawa, tuvo cierta relevancia en la historia de Japón al albergar durante 300 años y unas 14 generaciones, a una de las familias feudales más importantes y poderosas del periodo Tokugawa, la familia Maeda, cuyo poder financiero, basado en las cosechas de arroz, fue invertido en la promoción de la cultura y el aprendizaje. Teniendo en cuenta que, además, la ciudad se escapó de los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial y muchas de las zonas de aquella época se conservan en perfecto estado, el destino es de gran importancia cultural y turística.

Nuestro primer objetivo fue visitar Kenrokuen Garden, abierto a partir de las 8 a.m., hora ideal para poder aprovechar nuestra corta estancia en la ciudad.


KEROKUEN GARDEN

El autobús nº 6 nos dejó, en 13 min, en la parada 9. Un corto camino, a la izquierda,  que asciende a una pequeña colina, lleva a la entrada principal del jardín. 

Con una superficie de 10 hectárea, fue creado como jardín exterior del castillo de Kanazawa en 1676, abriéndose al público, en 1871, cuando se abolió el sistema de dominios. La entrada nos costó 310 yenes (500 yenes por castillo y jardín) y nos dieron una pequeño plano, con explicaciones en español.

Estos jardines están clasificados entre los mejores de todo el Japón y forman parte de los tres más hermosos del país, junto con el Korakuen de Okayama (que visitamos al volver de Hiroshima) y el Kairakuen de Mito. Su nombre significa "jardín de los seis cualidades" porque posee seis de los atributos necesarios para alcanzar la perfección: amplitud, recogimiento, cuidadosa distribución, antigüedad, agua y bellos paisajes.


Es un lugar amplio y precioso, con paisajes creados con gusto, muy bien distribuido y cuidado a la perfección. Hay senderos con majestuosos árboles, estanques, algunas cascadas, arroyos, puentes, linternas de piedra y varias casas de té. Abunda el agua y lo maravilloso es que es traída de un río lejano por el sisterma Tatsumi, diseñado a comienzos del siglo XVII, que actualmente funciona.



El estanque Kasumigaike es el símbolo del jardín. Fue construido para la esperanza de una larga vida y una eterna prosperidad del señor. En su interior hay una isla, en la que se creía que vivía un ermitaño inmortal con un poder sobrenatural.




La célebre linterna Kotojitoro destaca y resalta en el paisaje del estanque.





Es un rincón precioso, no nos hubiéramos movido de allí.



También vemos la fuente Funsui, que es la más antigua de Japón y funciona mediante presión natural con agua del estanque.

Las ramas de los árboles se protegen y  se orientan, a la dirección deseada, con cañas de bambú.








Todo está muy cuidado y pulcro. La gente es muy cuidadosa (y eso que no hay papeleras ) y parece que limpien sobre limpio.

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Preside el jardín la estatua del legendario príncipe Yamato Takeru, considerado como el duodécimo Tennō o emperador de Japón. Según la leyenda, tras su muerte su alma se convirtió en un gran pájaro blanco y voló lejos.















Desde el puente Gankobashi,  las aguas se veían llenas de carpas.




Pudimos pasear tranquilos porque no había mucha gente.


El jardín fue declarado Bien Nacional de Especial Belleza Paisajística en 1985. Tiene que ser magnífico más avanzado el otoño o en primavera pero, aún así, sólo por verlo y pasear tranquilamente por él, valió la pena incluir Kanazawa en nuestro itinerario de Japón. 

Castillo de Kanazawa

Una de las salidas del jardín dirige a la entrada posterior del Castillo de Kanazawa por la puerta Ishikawa, que construida en 1788, es una de las escasas estructuras originales que quedan de la fortaleza. 


El castillo era la vivienda habitual de la familia Maeda que lo construyó hace 400 años pero, tras el incendio que sufrió en 1881 y que lo arrasó casi todo, sólo perduró la armería, parte de los muros de piedra y esta puerta de Ishikawa. El resto de edificios han sido reconstruidos recientemente a su semejanza.




Por su dimensión, es uno de los castillo feudales más grandes del Japón.

En las diversas entradas y jardines que hay por todo el parque puede encontrarse una gran diversidad de muros de piedra de diferentes estilos y técnicas de construcción por lo que, en ocasiones, este parque es llamado el "Museo de los Muros de Piedra". Hay placas ilustrativas colocadas en cada zona que explican la forma en que se construyó cada uno de estos muros. 




Jardín Gyokusen'inmaru

La zona del castillo es muy amplia. Paseando llegamos hasta el Jardín Gyokusen'inmaru, que se cree que sirvió como un patio exclusivamente para el señor del dominio. Tenía un gran estanque en el centro, senderos a su alrededor para pasear y contemplar el paisaje y unos muros de piedra de hasta 22 metros. Se cree que éste fue un jardín único y el primero en utilizar paredes de piedra con diseños creativos, como el muro de piedra Shikishi Tanzaku-Zumi junto con una cascada.

El jardín fue abandonado en la Era Meiji (1868-1912). El trabajo de reconstrucción se inició en mayo de 2013, completándose en el  2015.




Un señor muy amable del recinto se esforzó en darnos muchas explicaciones y explicarnos la historia de este jardín en japonés pero nos enterábamos de poco. Finalmente pidió hacernos unas fotos.


De aquí,  nos fuimos andando hasta el barrio de geishas, donde habíamos estado  el día anterior.

Higashiyama Higashi

En Kanazawa hay dos barrios tradicionales de geishas, en del este y el del oeste, pero dicen Higashiyama es el más grande y bonito, así que, aunque lo habíamos visitado de noche, el día anterior,  quisimos conocerlo con mejor luz y con los locales abiertos.

Se trata de un antiguo barrio de maikos y geishas que ha conservado el estilo arquitectónico tradicional japonés de la época Edo, algo similar al del barrio de Gion en Kioto. 

Situado entre los puentes que cruzan  el río Asano y el río Sai, está caracterizado por calles flanqueadas de casas de geishas, con ventanas de listones de madera y grandes puertas. 

Estas casas están ahora ocupadas por restaurantes, elegantes recintos para tomar té y tiendas con productos tradicionales japoneses. 














Algunas de las casas están abiertas al público,  como la casa de té Shima que está perfectamente conservada y nos permitió ver de cerca el ambiente de más 180 años.




La lástima es que como empezó a llover, decidimos regresar al hotel y ponernos en ruta hacia el nuevo destino. Aunque habíamos pensado llegar hasta la aldea de Shirakawago con unos autobuses que salían de la estación y luego continuaban hasta Takayama, cambiamos de idea porque la lluvia amenazaba con no parar en toda la tarde. Así pues, pensamos que mejor aprovechábamos el tiempo haciendo el trayecto directamente hasta Takayama. Bueno, directamente no porque con el tren tuvimos que hacer cambio en Toyama. 


Salíamos a las 12:28 de Kanazawa y llegábamos a las 14:31 a Takayama. 



TAKAYAMA

Cuando llegamos a Takayama seguía lloviendo y una mujer se empeñó en regalarnos su paraguas, al ver que sólo llevábamos uno. Cada día nos sorprendía más la amabilidad de los japoneses.

En Takayama, habíamos hecho reserva en el ryokan Oyado Koto No Yume, a dos minutos andando de la estación. Un ryokan es un hotel tradicional japonés, con la clásica imagen nipona que todos tenemos en la mente: suelos de tatami, puertas de papel y estructuras de madera y bambú, todo muy auténtico. Suelen ser bastante caros pero nos hacía ilusión pasar al menos un día y conocer una parte más de la cultura japonesa.


Antes de entrar tuvimos que sacarnos los zapatos (como en todas las casas tradicionales japonesas) y colocarnos unas zapatillas que habían en la entrada. El personal era muy amable aunque no hablaban español pero sí inglés, vinieron enseguida a recibirnos y nos ofrecieron un té con pastas.


No dejaron elegir entre una selección de yukatas (los tradicionales kimonos de algodón) y nos animaron para llevarlo dentro del ryokan e incluso, si lo deseábamos, por la calle. 


Luego nos acompañaron a la habitación que era muy bonita, similar a un pequeño apartamento con ambiente japonés. Había una selección de fragancias para elegir y ambientar la estancia.

Anteriormente, nos habían preguntado si deseábamos dormir en futones (colchones finos que se ponen en el suelo para dormir) o colchón normal y, como ya habíamos experimentado los futones en la casa de la isla Miyahima, decidimos un colchón normal. 



En la habitación habían un dossier traducido con explicaciones para montar un futón, prepararse un té y diversos costumbres japonesas. Unos dibujos orientaban de cómo colocarse el yukata y se ofrecían a acudir a la habitación para ayudar a ponerlo (que también tiene su truco). Además, había otro par de yukatas para utilizar como pijama y unas "geta” que son los clásicas zapatillas de suela de madera.

Estos son los yukatas pijamas.
Los ryokan suelen contar con onsen, que son aguas terminales de origen volcánico. Utilizarlo fue toda una experiencia y nos dejó muy relajados y con una piel superfina. Había uno interior y otro al aire libre, ambos con agua caliente.  Antes de entrar hay que ducharse previamente y no se admiten tatuajes.




Después del relax decidimos ir a cenar. Queríamos probar la ternera de Hida y nos habían recomendado el restaurante especializado de Hida Maruaki. Preguntamos a unos jóvenes y se ofrecieron a acompañarnos. Aunque aconsejan llegan llegar pronto, ese día no había mucha gente y no tuvimos que esperar. Son carniceros tradicionales y al lado tienen la carnicería con muchos premios y diplomas expuestos. 

Es un local sencillo y amplio. Cada mesa tiene una parrilla para que cada uno se cocine la carne al punto que más le guste. Pedimos varios cortes de la mayor calidad A5 y estaba muy tierna y sabrosa. Es una carne más grasa que la que solemos comer en España y nos es tan cara como la carne de Kobe. La cena nos costó unos 100 euros.






Al salir, como seguía lloviendo y hacía frío nos fuimos para el ryokan y acabamos de disfrutar la jornada.


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